viernes, 28 de mayo de 2010

USO UTÓPICO II: SOBRE PERUANIDAD Y OTRAS DIVAGACIONES. Opinión de Cecilio Olivero Muñoz

USO UTÓPICO II

SOBRE PERUANIDAD Y OTRAS DIVAGACIONES


Por Cecilio Olivero Muñoz



 RECICLAJE: PERÚ REINVENTADO

       A un país no sólo se le puede querer cantando, también se le debe querer desde la práctica. Digo esto, por que cuando visito el Perú, no con asiduidad, más cuenta me doy del amor que sienten los peruanos por su patria, en la práctica y en la teoría. 

          


     El Perú es un país que se destruye y se reconstruye constantemente. Debido a los huaicos, los terremotos, los maremotos (tsunamis), los desastres que sufre este país, debido a ello, este país se inventa y se reinventa cada cuatro años. Cada mandatario un nuevo gobierno, cada nuevo gobierno una nueva política, cada nueva política un nuevo país, cada nuevo país un Perú, que es mil Perús en uno solo. En este país, que goza de Sierra, Selva y Costa, se vive el día a día, se trabaja desde la hondura, se hace al futuro desde sus ancestrales auroras. Este país, país de César Vallejo, José Watanabe, Ciro Alegría, José María Arguedas, Mario Vargas Llosa, existe un honor, un deber a la patria, una fuerza descomunal, un patriotismo que a veces peca de excesivo chovinismo, aunque es verdadero amor lo que el peruano siente por su patria, rica y altiva patria.





         El peruano revive desde sus vísceras, crea un Perú, este se destruye y crea otro nuevo, este se re-destruye e inmediatamente se crea otro país desde las ruinas del anterior, por ello, existen miles de Perús en uno solo. Por que este país, país de combis (que están desapareciendo lentamente), país de buena gastronomía, país del chullo, la hoja de coca y el poder huanco, país que es uno solo, que como un dulce yaraví colorido trasmite una miscelánea sumergida e interior, que florece de entre sus tierras ancestrales y llega al interés que la lógica del misterio descifra o no, como un descifrador de enigmas imposibles y opacidades por hacerse visibles, este país guarda paraísos por encontrarse. País de altitudes imposibles, país del Machupicchu, y el señor de Sipán, país de los huaqueros, y los Mochicas, país de las líneas de Nazca, país de la selva amazónica, país de Churín y Huancahuasi, país de lazos fraternales con España, país nuevo y país viejo, país peruano, tierra perucha, tierra divina, inmortal y enigmática. Las veces que he viajado al Perú, que han sido tres veces, he encontrado siempre un Perú nuevo. Tenemos, o nos llegan aquí noticias muy de vez en cuando. Noticias siempre penosas, sobre desastres o sobre sus políticos embaucadores y mentirosos. Pero es un país, no sólo rico por sus riquezas materiales (materias primas, minerales, energías orgánicas e hidrocarburos), sino rico por sus gentes, por su respeto y grandes lazos con la Madre Patria, rico por su cultura y rico por su diversidad cultural, por su fauna, por su flora, y por sus tierras sumergidas, por sus otras nuevas tierras que emergen, y las nuevas y las viejas costumbres se unen para ser un país con embrujo, misterio y que guarda tantas maravillas para los sentidos como vidas por las que ha sobrevivido de la anterior.





   Quizá ustedes no sepan que el Perú es el país con más diversas clases de orquídeas del planeta, quizá ustedes no sepan que el Perú posee una gastronomía que está haciendo furor en el mundo entero, y quizá ustedes no sepan que el Perú disfruta de ser la gente más hospitalaria de este mundo (a mi parecer).

     Hace unos días ha salido a la palestra la noticia de que el dictador Fujimori goza de privilegios en la cárcel en que reside, debido a dádivas que el gobierno actual le está otorgando. No es de extrañar que entre gobernantes, unos a otros se tapen la boca, y unos a otros, también, se la destapen. Para que el Perú avance sería necesario que renovara no sólo su clase política, sino su poder judicial. El Perú, siendo un país con muchas más materias primas que todo Europa unida, es de extrañarse conocer que es un país con deuda externa, y un país con un paro y un déficit terrible. El peruano está acostumbrado a que el país se desplome, y con las mismas, levantarlo. Es un país que ha empezado desde cero infinidad de veces. Ya desde tiempos anteriores al de los conquistadores, Perú en su variedad de culturas, era un país que  edificaba, y estas edificaciones las enterraba, las abandonaba, por miles de razones, y creaba nuevas edificaciones, nuevos templos, nuevas raíces. Siempre ha sido un país que edificaba encima de lo ya edificado. Como prueba de esto, les presento las siguientes fotografías.






        Es la prueba evidente de que la fuerza del sentido de supervivencia del peruano, y las contradicciones a las que están sometidos, unidas estás, al carácter de su gente, esperanzada como indestructible, dúctiles pero con principios de acero, inacabables como temperamentales, es decir, es un pueblo, el peruano, superviviente en todo lo que emprende. El peruano saca fuerzas desde lo imposible, reinventa constantemente, e inventa una nueva alegría en la que ser feliz, y convivir con sus circunstancias. Miren la proeza y visiten el Perú. No se arrepentirán, créanme.












    

 Cecilio Olivero Muñoz es poeta y fotógrafo.

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