sábado, 22 de enero de 2011

Preguntas. Opinión de Rafael Carcelén


Por Rafael Carcelén
(Originalmente publicado en el semanario Valle de Elda)

 

Preguntas


En una reciente entrevista, un conocido escritor manifestaba que sus escritos no son sino el conjunto de respuestas que ha ido dando a lo largo de su vida a esas preguntas que no dejamos de hacernos desde la infancia. Sin duda, la curiosidad, el asombro o la necesidad de respuestas a esas preguntas primeras son un inagotable leit motiv en todo proceso creador. Pero, ¿a qué repuestas se llega?.

En 1994, Eduardo Chillida entraba en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Con setenta años, casi cincuenta dedicados a la creación escultórica, y un reconocimiento internacional unánime, podía haber leído un discurso en torno a su trayectoria; o referido a algunas conquistas técnicas alcanzadas con su obra… O simplemente haber impartido una lección magistral sobre el diálogo ininterrumpido de sus esculturas con el espacio, la materia, el horizonte, los límites o el tiempo. Un diálogo, necesario y humano, con lo inmanente y lo trascendente que nos habita. Pero leyó un discurso, ante la perplejidad de muchos, que consistió en la formulación de unas cincuenta preguntas – inconexas entre sí- y a las que se dejaba sin respuesta.


Por inquietante que resulte esta actitud, no me parece gratuita. Su discurso, titulado precisamente Preguntas, comenzaba así: “¿Cómo es posible que nuestra vida, formada por sucesivos presentes que no tienen dimensión, pueda durar veinte, cuarenta u ochenta años?”.  Aludiendo quizás al proceso creador, requería: “¿Por qué la experiencia se orienta hacia el conocimiento y la percepción hacia el conocer?”. O esta otra forma de preguntar, sin concesiones: “En una línea el mundo se une, con una línea el mundo se divide, dibujar es hermoso y tremendo”. Un discurso que no tiene desperdicio y que, efectivamente, en su formulación nos recuerda a ese niño impertinente y curioso que no deja de preguntarse por el ser de las cosas. Al fin y al cabo el auténtico creador nunca abandona a ese niño que todos llevamos dentro. Pues no hay arte sin capacidad de asombro y una dosis considerable de ingenuidad.

Pero también me parece una manera profunda y humilde de reconocer que el arte responde siempre formulando nuevas preguntas (o las mismas, aunque de otra forma), puesto que nuestra humanidad es una tarea nunca terminada. O quizás, y esto es una hipótesis muy personal, que nos pasamos la vida respondiendo a lo que nos va surgiendo a cada instante; y sólo cuando nuestras respuestas –las obras en el caso del artista- empiezan a cobrar un sentido (una dirección, un significado), intuimos que van en busca de alguna pregunta. Como si lo dado fuesen las respuestas y correspondiese al creador encontrar las preguntas adecuadas a cada una de ellas. Frente a nuestro laureado novelista, Chillida es contundente: “Yo no represento, pregunto”.

Rafael Carcelén es maestro de escuela en el CEIP Padre Manjón de  Elda. Poeta, lector apasionado y perpetuo observador, opina sobre la realidad que nos rodea, bien en su columna Entre col y col en el semanario Valle de Elda o en otros foros independientes y/ o alternativos.

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