martes, 9 de agosto de 2011

Concentración en la Plaza Belluga de Murcia (frente al edificio del Obispado) contra la visita del Papa y los gastos que nos acarrea

Concentración en la Plaza Belluga de Murcia (frente al edificio del Obispado) contra la visita del Papa y los gastos que nos acarrea

Lugar: Plaza Belluga de Murcia (frente al edificio del Obispado)
Miércoles, 17 de Agosto de 2011, a las 20:30





Por estas razones:



“DE MIS IMPUESTOS, AL PAPA CERO”



A pocos días de  la visita del  Sr. Ratzinger -Benedicto XVI para los católicos-,  a Madrid, nada habría que objetar a la reunión de un pastor espiritual con sus seguidores, desde el punto de vista del laicismo y de la democracia. La convocatoria “Jornada mundial de la juventud”  pretende congregar a miles de jóvenes católicos en torno a las enseñanzas del papa. Un acto que, cualquiera que sea su dimensión, no deja de tener carácter privado, como privadas son las creencias y sus manifestaciones.

Lo que sí es contrario a un Estado democrático que se declara aconfesional es mezclar los asuntos del estado y asuntos religiosos, los intereses generales con los intereses privados, las instituciones que representan a todos los ciudadanos con eventos que sólo conciernen a una parte, en este caso, a quienes comparten unas determinadas convicciones religiosas.

 Por eso, resulta escandaloso que el Gobierno contribuya con 25 millones de euros -es decir, con dinero de los impuestos de todos- a la visita del papa y a la celebración de un acto confesional, a la vez que concede exenciones fiscales a las grandes empresas que han comprometido otros 25 millones. A ello hay que añadir otros muchos más que están dispuestos a aportar tanto Gobierno central como Ayuntamiento y Comunidad de Madrid sufragando otros gastos con la cesión gratuita de numerosos servicios públicos (personal funcionario, visados, transportes, fuerzas de seguridad, utilización de espacios públicos como polideportivos, colegios e institutos, etc.). Igualmente se han rebajado los precios de transportes públicos para los peregrinos católicos, como el Metro de Madrid, en una cuarta parte. Así un billete que a un ciudadano-a le cuesta 24 euros al peregrino católico le va a costar 4 euros.

Esa desviación de recursos públicos para fines privados tiene especial gravedad en un momento en que tanta generosidad para con la jerarquía católica (que ya recibe por distintas vías en torno a los 10.000 millones de euros anuales) entra en contradicción con las duras restricciones en el gasto público y prestaciones sociales que todos estamos sufriendo bajo pretexto de la crisis económica. Del mismo modo, es inaceptable que en ese acontecimiento de carácter privado se impliquen y participen autoridades y cargos oficiales, que estarían en su derecho de hacerlo a título personal, pero nunca en representación de las funciones públicas que desempeñan en nombre del conjunto de los ciudadanos.

En este caso no vale el subterfugio de que son gastos y honores debidos a un jefe de Estado. El papa Benedicto XVI no viene en representación de los escasos habitantes del Vaticano que, por otra parte, nada tiene que ver ni por su origen ni por su configuración con un verdadero Estado democrático y de derecho. Si viene a reunirse con sus adeptos en función del liderazgo espiritual que ellos en exclusiva le reconocen, en modo alguno procede el trato oficial y de privilegio dispensado por las Administraciones Públicas. Un trato que, evidentemente, no conceden a convocatorias promovidas por ciudadanos de otras creencias o convicciones ideológicas. Tampoco se le permitiría a ningún jefe de Estado la injerencia, incesantemente repetida por el Papa y la jerarquía católica, en asuntos políticos internos como son las propias leyes que un país se da de forma democrática (educación pública, laica, derecho a la propia sexualidad y control de la reproducción, modelos de matrimonio y familia, derecho a una muerte digna, etc.). Pues no se limitan a dar consejos morales a sus fieles, cosa legítima, sino que pretenden convertir sus particulares visiones de la moral y de la sociedad en normas obligatorias para todos.

Además debe considerarse que un Estado democrático no debe costear la difusión de una doctrina o el fortalecimiento de una organización que:

- rechaza la igualdad y mantiene un papel secundario para la mujer.

- es homófoba, va contra el matrimonio entre homosexuales.

- que ataca el derecho al aborto.

- que ataca el uso del preservativo aunque mueran miles de personas por SIDA.

- que mantienen y protege a pedófilos en su seno.

- que mantiene acuerdos y concordatos que privilegian su posición jurídica para difundir sus doctrinas y se aprovecha de las arcas públicas de los Estados para su fín particular.

- que mantienen miles de catequistas dando su religión en las escuelas públicas pagados por un Estado aconfesional como el español.

- que reciben miles de millones de euros al año del Estado, en concreto, 10.000 millones de euros.

Llamamos a todos los ciudadanos (sean laicos, cristianos, musulmanes, protestantes, etc...) para que, con independencia de sus convicciones personales, reivindiquen un marco de convivencia en igualdad de derechos, a organizar actos en defensa de la democracia y laicidad del Estado y dirigirse a las distintas Administraciones Públicas para exigirles que obren en consecuencia y dejen de otorgar privilegios propios de épocas pasadas y herencias antidemocráticas.

*NO A LA VISITA DEL PAPA FINANCIADA CON EL DINERO DE TODOS.

*SEPARACIÓN DEL PODER CIVIL Y DEL RELIGIOSO.

*DEFENSA DE LOS DERECHOS DEMOCRÁTICOS, FRENTE A LA INJERENCIA CONFESIONAL: DEROGACION DEL CONCORDATO IGLESIA-ESTADO.

Pulsa Aquí para descargar, imprimir, fotocopiar y divulgar este manifiesto.




2 comentarios:

  1. ¿Sólo la del Papa? ¿La tercera o cuarta candidatura de la olimpiada no nos acarrea nada? ¿Las subvenciones a los partidos nada? ¿Las subvenciones a la cría de palomas nada?
    Cuando viene otro presidente de un estado soberano, ¿nada?

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  2. Hola, Iris. Lamento que esto te pueda haber molestado pero me gustaria dejar bien claro que no es una concentración anticatólica sino para que cada cual se pague sus creencias. De hecho, me consta que bastantes católicos impulsan la convocatoria.
    Abrazo
    Bruno Jordán

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